Hoy, que en Chile nos acercamos a pasos agigantados a un nuevo periodo de racionamiento energético y que coincide con la discución de un desastroso proyecto hidroeléctrico en nuestra patagonia, resulta un tanto ironico observar, como en un misma esquina de Concepción, esta construyendose el edificio de la caja de compensación la Araucana, que con su gran fachada vidriada al poniente, claramente necesitara del funcionamiento de aire acondicionado y del despilfarro energético que esto implica. La ironia esta en que en la esquina del frente, esta el edificio del Consorcio, el cual posee la gracia de experimentar con fachadas verdes, que son capaces de regular la temperatura naturalmente, lo cual disminuye ostenciblemente la necesidad de consumir energía en climatización.
En un país como el nuestro, dependiente energeticamente de otros y donde no somos capaces de innovar en nuevas formas de generación energéticas que salvaguarden nuestro tesoro natural, la implementación de edificios con sello verde, como el Consorcio, no debiera ser una opción, debiera ser una obligación.
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